Oscuro

Si trazara un puente imaginario
entre mis ojos y  las nubes negras
¿Podría llegar a conocer tu pasado tormentoso?
¿Qué serán esos azotes
en el letal paralelo que dibuja  mi mirada
hacia tu huerto escondido del sol?
Procuraré volver en mis fustigados pasos
antes de que cercenes mis piernas/
antes de que mis coordenadas perciban
una leve brizna de tu oculta herejía.
¿Será desde el entramado de la noche
en su ramaje de melancolía
que recibo intempestivos arpegios
tristes adagios que reverberan tu nombre?.

En las horas que la luna gobierna
un llanto impasible
languidece
con el traspié de una gota
que corrompe el silencio.

fugáz

Si pudiera conocer tus imprevistos
el punto mas álgido de tus ideas.
¿Podría hacer prescribir tu vanidad
ante la pura agonía de tu efímera belleza?.
Es imposible comandar un amanecer,
destronar al cielo.
Si acaso nos creyéramos tan sólo un eslabón
eso no nos haría mas vulnerables.
Nuestro pilares serían luz, tierra y aire.
Dejaríamos de pensar en nosotros como seres supremos.
La inestabilidad de un anciano recuerdo
que se moja con un pizca de olvido
nos hace perseguir nuestras propias sombras.
El vacío existencial
exacerba la voz del raciocinio.
 Mengua/
en el ocre vergel
en los lentos pasos de la sabiduría
nuestra errónea manera de recorrer el edén.
Tan fugaz
como el arco iris
en un arrebato de los ojos.

Evolución

Me inclinaré ante los tintes de la evolución
se abrirán los hielos árticos con el fuego del apocalipsis
mi pecho de tierra morirá envenenado en sus propias napas
se hundirá en la grieta insurgente
en el surco referente del último terremoto.
Oh dios, podré no verte, pero he caminado con sabiduria en tu vergel.
Haz que sorbos de luz despierten a tu cielo,
sosténme en tus brazos invisibles,
que tu luz no sangrará como la tierra que agoniza.
Oh dios, creeré en ti, para que mi menguante  fe
no se arrodille insostenible en sus huesos débiles.
Por los trazos gruesos del tiempo
aunque tenga que dejar la tierra
seguiré siendo tu hijo.
La evolución perdurará
y también el enigma.

Nubes en venta

Venderé las nubes al mejor postor
desde que creo que son obras de arte/
el cielo es un eximio expositor
y mis ojos un gran jurado.

A ellas
pasajeras de la nada
burlando la perfecta armonía
tropilla enajenada de ángeles del viento
cabalgando en su hidalguía
encendidas
en el bostezo rojo del atardecer.

A ellas
bellos cuadros en la galería de arte
de su majestad
la tierra
¿Podré venderlas como cuadros de Dalí?.

De paso

A las millones de células les hablo
desde el mítico prestigio de la ciencia
en mi hormonal hastío que subyuga
desde el nombrado adn mi existencia.


Es de glóbulos la sangre que hoy escoge
recorrer mi arquitectura en las arterias
tratando de arribar alto a la cumbre
y  siempre se me caiga alguna idea.


Soy eso y estoy de paso acá en la tierra
-células, hormonas, adn-
hasta que no responda mi osamenta
al circuito complejo que sostiene.


Queriendo encontrar una respuesta
va la muerte con eterna persistencia/
la vejez será una buena excusa/
su virtud, el tiempo y la paciencia.

Menos la tristeza

Todo cambia.
La noche se apostará inmune en sus oscuros
porque no puedo paralizar los horizontes para permanecer en la luz.
La primavera cabalgará con sus crines verdes asaltando la pradera
hasta el hastío del invierno que se sustentará en su helada armonía.
¿Qué dirán las sombras del sol que las refleja constantemente?
¿Será la materia la culpable de semejante musa inspiradora?
A ellas también se las llevan las horas
y se desvanecen como en un vahído.
Y que de repente te vengan ganas de inmortalizar un arco iris
una utopía
sería imposible.
Por eso es que todo cambia.
La quietud se suscita irrisoria
y sobre su eje
la tierra pronuncia su propulsión en movimiento
responsable de mutaciones.
¿Qué será lo que ciñe el puente en el que camina la mirada
que se sustenta en el tiempo coronando tristes los atardeceres?
Todo cambia menos la tristeza de la tarde
Creo que lo mejor va a ser convivir con ella hasta el final.

Encantador de serpientes

A veces me pregunto
si puedo encantar una serpiente.
Si puedo traerte al codo de la noche
y desmitificarte en el radiante plenilunio.
Cuando me niego a ver la realidad
y creo que una palabra tuya bastaría para sanarme
se separan mis párpados para sentir el alba.
El antojadizo viento perfora los silencios
y en su cauce la luz inunda el horizonte.
Mi mente no recuerda ese sueño perdido.
Entonces no habré fracasado.

Artesano

Engendraré en la soledad
y nacerá en el ministerio de mis ojos tu ignota imagen.
En fuga hacia el espacio sideral
buscaré un cargamento de estrellas
para ver en tu oscuro hemisferio.
Te haré renacer del barro
buscaré reconstruirte en las cenizas
mis manos se calcinarán en el centro de la tierra
desde ahí
te empezaré de cero
recorreré los fríos y descalzos suburbios de los bordes de tu cuerpo
levantaré errante un ejército de caricias ciegas
llevaré como estandarte mis poderosos labios.
Tu piel vivirá condenando mis manos obreras a un trabajo incansable.
En  la noche cuando termine el solsticio
en el plácido ocaso del crepúsculo
mis cinceles dejarán de esculpir con mis ojos tu figura
tu territorio será invisible.
Por un rato
sólo por un rato
no seré tu artesano....

Tempestad

¿Cómo huiré del marco perfecto
que llama a los crepúsculos a condenarse oscuros?.
¿Cómo condensaré mis naves de hielo
que rozan el perímetro de tu cuerpo
para que puedan tocar el firmamento?.
Veré tantas sombras en tu vil sedición
que mis manos te querrán arrebatar los ojos.
Y tus pétalos de piedra serán maldecidos
dejarán un surco donde caigan/
 tu tallo también será de piedra
y tus flores reunirán a las nubes
para destronar al cielo.
Los vientos corsarios remarán exhaustos
hasta que los huesos supliquen clemencia.
El mar con su armadura de hierro
dará zarpazos a tu cuerpo impregnado de arena.
Serás la costa donde no querrán guarecerse los náufragos/
la misma tempestad.....

A las prostitutas

Ellas son ángeles negros
de piedra y camino/
son palomas sin nido
que descansan en los ojos náufragos
de sus barcas con velas rotas
de muchos puertos sin destino.

Son murciélagos colgados de sus pies
en su disfraz de muerte lenta
se ahogan en los mares venenosos
de cojos
de hombres ciegos
y de tantos/
así es como la carne huele a carne
pero la pasión se oculta
en las noches sin piel
en los escondites del pudor
donde muere la vergüenza.

Se queman
como el heno de un granero
con el fuego de la copa
que se cayó en el ácido estómago de su agonía.
Clones
avanzan rapaces a comer de los despojos
de noches exuberantes
en el cruel anfiteatro de sus vidas/
hirviendo/
con sus máscaras de hierro
a buscar el arte milenario de las magas de la noche.

Sólo sombras/
anónimas tempestades
en la perversa quietud/
galácticas mercenarias/
se hunden en el barro oscuro
de un pesado juego de seducción/
la robusta noche las encadena
miserables
al morbo
a su propia cárcel.
Y con el sol
asoma tambien el vacío/
el de sus almas.

La caricia olvidada

Tan sólo un murmullo
tu espalda que se aleja
y me deja maquillando la nostalgia.
Esa vieja penitencia
esa tenaz persistencia
de una palabra encerrada
que sube
a acomodarse en mis jardines de flores
postradas de tristeza
resecas
como la garganta del adiós de esa tarde miserable
como el abrazo frío de la hiedra.
Cualquiera sea la razón del doloroso testamento
ya no quedan argumentos
voy llevando en la ocasión
por si acaso no me encuentra
un gajo de su piel
que de añoranzas apesta.
Y siento
perturbado
por el ocaso impúdico que sedimenta rocas
en mi pecho henchido de soledad y silencio
un calvario
un derrotero
una manía secundada por un castillo de hielo
una mortaja de fuego donde se incendian mis manos
y en ese lecho de sangre
una caricia olvidada.

Y sin embargo te quiero

No hay mayor castigo
a decir verdad
cuando recorro la tarde empobrecida
que una huella sola
en el camino del viento
una nube negra
una caricia encerrada
un cardo espinoso en la pradera.

En la joroba de la noche
una balada triste
recurrente
una canción permanente
y los pies de tu ausencia
siempre pisando fuerte
en un resumido espacio de mi memoria.

Y estabas ahí
parada en la ventana de mis recuerdos
como una gota que hizo panza
y está por caer al suelo
como las hienas en mis callados bosques
como la ruinas perdidas en el fuego de agosto
y sin embargo te quiero.

Pestañas de oro macizo
se caen a sueño traviesa
para abrirse de repente
en una pesadilla vieja.
Cada recuerdo dormido
se sacude como un péndulo
cuando las paredes hablan
en pasado del invierno.
Cada noche rabiosa
llora espuma de su cielo
que se puso a amanecer
y no puede ver la luna
que en una canción de cuna
la vio desaparecer.

Quise ser brazo de relámpago
 retar la tierra a duelo
y de un solo destello
hacer temblar el suelo.
Quise ser en la escalada ruidosa
la punta del ovillo
de tu risa contagiosa.
Pero sólo fui/
coro de monaguillos
pegado a la ventana fria/
la nieve eterna/
el secreto del testigo muerto
el resquicio de la pena.

Yo te vi amanecer
del otro lado del rio
lánguida y despiadada sombra
espectro itinerante
ceniza danzante en la niebla/
 yo te vi desaparecer
como una hilacha
perdida en el tiempo/
como desaparece en el sol
un pedazo de hielo/
como un ángel
con sus alas lastimadas/
como a esa huella sola
que borró el viento/
y sin embargo te quiero.

Para qué volver

Para qué volver
recostado en la palabra de una noche malherida
para qué volver
a ver tus pétalos saciar su sed con la tristeza del cielo
para qué volver
a ver la luna abrigar sus pies plateados
en los refugios de una noche mentirosa
para qué volver
a verte derrocar los rayos del sol
con tu ejército de nubes combativas.

Y qué si te amo
soy la voz que irrumpe
quebrada
de la desolada realidad
soy la noche vieja
sostenida en bastones
por la humanidad.

Donde estarás
rehaciéndote
en el color esplendoroso de tus trigos
donde estará tu calle
que no pasa
a recoger mis pasos confundidos.

Para qué volver
a maquillar tus tardes con mi primavera
si a tu árbol
se le cayeron las hojas.

LLegó la hora

Vi pasear en remolinos
mi encumbrada transparencia
e intimidar la cordura
cabalgando en la demencia.

Así, culpando al pasado
porque un loco enamorado
justifica su inocencia
siento en la palpable esencia
de la triste realidad
el castigo de tu ausencia.

LLegó el día de tu partida
una lágrima empedernida
busca gotear en el suelo
donde se enfrían solitarias
las espaldas de los muertos.

¿Donde van los ríos perdidos
en qué mar desembocan las ilusiones?
¿Dónde resucitan los pétalos
cuando se mueren las flores?.

Ella era la química de mis movimientos
la república sangrando en sus voces
la obstinada novia del viento
el nativo corazón de la misma tierra
que descansa en sus raíces.
Su prófuga mirada me encarceló.
Sus manos viajaron en caricias
a salpicar mi piel olvidada.

LLegó la hora
de no ser corazón desatento
cuando el amor me apura/
de increpar una gaviota
a que me preste su vuelo
porque no veo el horizonte
desde acá abajo en el suelo/
de acortarle camino al arrepentimiento/
de ser sólo un instrumento
que vacía mi alma
de todo remordimiento/
de andar pegando un rodeo
alrededor del pecado
bajo el firme juramento
de ir derecho para el cielo/
callando/
como calla el sabio
que supo escuchar al tiempo.

La noche

Camina la noche en pétalos de seda
sobre vides empapadas de rocio
con una caravana de almas en pena
amurando recuerdos en silencioso vacío.

Avanza misteriosa con pasos fulminantes
los troncos oscuros deliran con el viento
y un coro de lobos aúlla
en los deshechos humeantes de la niebla.

Atemorizan sus espacios inalcanzables
en sus dotes manifiestas de grandeza.
Ojos que ven en la oscuridad
acechan felinos
candentes pesadillas
oscuras figuras en la mente
que súbitamente desaparecen.

Pesa la noche
que se arroja ciega desde su abismo
tiene las horas contadas
despues de desvestir el ultimo atardecer.

Sola
en un enjambre de estrellas
la luna de plata se embarca
en su lumbre negrura que todo lo esconde.
Y se pierde
como en un desierto sin fronteras
orillando el horizonte
cuando trepa al inmenso cielo
gloriosa
el alba.

de hablarle a la soledad

Qué amarga la investidura
de esa caricia vacía
qué detonado silencio
metido en la corazonada
como una carcajada
haciendo eco en el viento.

Qué dura la penitencia
qué cruz que llevo aquí dentro,
mi palabra derrochada
se cayo en la felonía
de tus juegos más perversos.

Qué fastidio en la desdicha,
no justifico el flagelo,
pero a las descarriadas musas
siempre les fallan los versos
siempre dejan suspendidas
en medio de turbulencias
cosas que con la cadencia
van moribundas cayendo
y llevan puestos honores
de la barbarie en el tiempo.

Duerme en mi pecho esta noche
mi bella corazonada,
ahí estarás, pequeña,
guardada en mis ilusiones
de saber a ciencia cierta
que el preludio no me engaña
pues te quedaste conmigo
en un pliegue de mis sábanas.

Vas a abrigar mis noches
vas a alegrar mi alma
voy a encontrarte
prisionera
voy sin mucha prisa
a perderme en lo que siento
para dejar un momento
de improvisar mientras pueda
esa dificil tarea de hablarle a la soledad.

a vuelo de pájaro

Es de pájaro volar
pero yo cuánto daria/
por poder en la altitud
mirar en la lejanía.
Que de andar buscando hartarme
me sobre espacio y ya pueda
huirle a la tiranía.

Yo me abrazo a la estatura
que cristalice mis penas/
busco el ansiado pasaje
en mi cortado discurso/
trato de ganar coraje
disimulo como pocos/
lo que su legado hizo
en esta larga agonía
a puro antojo.

Así camino
refugiado en un suspiro
en el estrecho sendero de los silencios/
desarmo la compostura
del mismo comportamiento/
prefiero volar ahora
y no quedarme en el intento.

de aquí a la eternidad

Ha llegado el momento
de acontecer como el alba/
de abollar una palabra
habiendo papel por medio/
de ver el suelo que por bajo
no siente mi aburrimiento/
de seguir el insurrecto
camino a la empuñadura
de mi mejor armamento/
de pegarle curvas
al derecho entendimiento/
de no caerme desatento
en la fria añadidura
de estas lágrimas pegadas
a este cruel descontento.
Así solo/
en el  follaje caduco de las horas
como una estrella perdida
en un pedazo de cielo/
se desparraman lamentos
en el conjuro fragmento
tendencioso y a destiempo
de las sobradas razones
que a la par de los errores
a mi conciencia vinieron.
El horizonte del destino
se forja de vida y muerte.
Allá voy sin rumbo fijo
de aquí a la eternidad/
allá, a la quieta podredumbre bajo tierra
donde los hombres sueñan un cielo.

la bella y la bestia

Qué puede ser
que tanto desalienta/
¿Acaso he sido un intruso
pretendiendo tu belleza?.
¿Acaso he pecado de iluso
mirándote,
mi princesa?.

Qué solemne sueles verte
con tu olor a menta fresca
arrogante
pintoresca
¿Tal vez soy muy poca cosa,
un insecto
una babosa?.

Tal vez no te merezca
o seas una isla desierta,
quizás sea mi nombre
que en la nobleza no encaja
¿O será una utopía
poder tocar a tu puerta?.

Quizás no sea un adonis
o un hombre soñado,
y sí,
dios hizo así su obra
¿ Quizás sea ese el dilema,
que el carisma no me sobra?.

Así miro de reojo
la lógica del destino
¿Será que por mi presencia
no te puso en mi camino?.
Quizás no puedas ver mi riqueza,
mi verdadera riqueza,
quizás un día me conozcas
y a lo mejor........

los amantes

En el coloso castillo de sus venas,
es ahí donde su sangre implora
como los amantes señores feudales
que en sábanas otoñales despliegan sus hojas.

Corren a ti, veneno rabioso
con el plato vacío de su mesa
como se viste la luna de menguante
como los amantes que vigilan las estrellas.

Sólo se arrojan inquietos a la vera de la luna
en el rostro maquiavélico de las sombras
perdidos en la piel de la bruma
furtivos en la noche que los honra.

Así perfuman la brisa con su murmullo descuidado
en los confines de su sagrado fuero
cuando duermen las tardes sin soles
y se regocija la piel en el destino de sus dedos.

Son los amantes que persiguen a las tardes,
 los árboles son versos
que en la noche los llaman a sentir el viento.
Son ellos que avanzan ciegos
llevando sus almas encendidas
a puro fuego.