Con el sol cansado
se vio a la oscuridad reinando en el horizonte.
Los reparos de la noche
borraron los rastros del viento
que apagó su hegemonía.
La luna se volvió complaciente luz
en el camino de sus pasos.
El devenir de su rostro
se filtró como una estrella en el cosmos.
El perímetro de sus ojos
me celaba de los alrededores
me perdía profundo en su mirada.
Tomados de la mano
sin hablarnos
nos vimos al borde de un sueño
casi mágico.
Me hice puente de su último suspiro
que emergía como tinaja de perlas
buscando mi aliento.
LLevé el jadeo de mi mente
a rodar por su piel candente
apenas trigueña
casi blanca
suelo de pisar con mis caricias
de amarrarme fuerte
como el ancla de su barco a la deriva.
Y nos amamos desesperadamente.
Así la noche se termina
con nosotros espiando el alba
extasiados lobos que aúllan
ladrillos apilados en el muro de los silencios
hojas que murmuran crujientes
y el amor desconcertado
busca escaparse
como brote soltando la rama.
Así pendientes
el uno del otro
nos fuimos
callados
a pensarnos.
un final excepcional
ResponderEliminarsaludos
gracias Omar...abrazo!!
EliminarQue belleza, y que placer leerte Andrés... un lujo! Gracias! Besos !
ResponderEliminargracias Stella por visitarme siempre!!
EliminarMuy bueno. Solo hay que tener cuidado con los lugares comunes, aún en los poemas: "barco a la deriva", "muro de los silencios".
ResponderEliminargracias por la visita Javier!!
EliminarMe gusta leerte con tranquilidad para pasearme por cada frase y sentirla , es un placer pasear por este tu rincón .
ResponderEliminarUn abrazo
muchas gracias Gloria....saludos!!
EliminarEl amor desconcertado busca escaparse. Que bueno. Un beso amigo
ResponderEliminargracias Alicia...saludos!!
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