Bajo el anciano cielo que en la gris noche helaba
sin escuchar el día que a su oído arrullaba,
un romance de invierno, de fuego y alba y bruma,
mar de almíbar de pieles envueltas en la espuma.
Los azotes del tiempo sus huellas no borraron,
con su sabor a mieles a estrellas empaparon.
Aquella hoja de hiedra que el camino siguiera,
después de trepar alto la última primavera,
cayó débil en brazos que juraron amores,
dócil se refugió en sombríos clamores.
Lágrima que corrompe con bestial rio dentro,
al silencio y sus ojos nuestro casual encuentro.
Sin palabras...bueno si...realmente diré que me fascinan tus letras!! hermoso realmente...=)Abrazo
ResponderEliminargracias muchas gracias !!
EliminarCada día me sorprendes gratamente más. Tus poesías son pura y dura literatura, por lo cual es imposible no leerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
un placer contar contigo!!
EliminarMuy bueno!!!
ResponderEliminarMe gusto:"Los azotes del tiempo sus huellas no borraron,
con su sabor a mieles a estrellas empaparon"
Un gusto visitarte.
Cariños...
gracias por la visita...saludos!!
Eliminares hermoso andres. es un placer leerte. un beso
ResponderEliminargracias Alicia...saludos!!
EliminarMe encantó este poema. Tiene una gran musicalidad y un contenido exquisito. Un saludo.
ResponderEliminarmuchas gracias por pasar!!
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