En las doradas arenas
de médanos peregrinos,
cabalgaba una amazona
en su caballo morisco.
Es ella reflejo dúctil
de las miradas en vilo
y él, jinete sin rumbo
con el galope sumiso
por ese azul misterioso
que le arrebata un suspiro.
Marchose con su corcel,
inusitado espejismo.
Era la reina de Éfeso,
guerrera de porte altivo.
La bautizaron Sinope,
virgen, rosal florecido,
sucesora de Martesia,
obradora del gran mito
de la vida matriarcal
con armas, sin amorÍos.
un gran poema !
ResponderEliminarun saludo ;)
Mery
gracias Mery!!
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